Al revés del títere de la calle, Cristóbal, descendiente de los zanni de la comedia dell arte siempre se ha caracterizado por ser un personaje popular que invariablemente irrita a los moralistas y divierte a los chiquillos y en cualquier caso, por impresentables que sean sus manejos, consigue la simpatía del público que de inmediato se identifica con ese personaje positivo, pobre y justiciero que se rebela contra el poder injusto venga de donde venga.

En nuestro espectáculo ofrecemos al más genuino Cristóbal, al que llamamos por el apodo de sus primeros tiempos al deformarse el nombre de su ancestro; Pulcinella en el castizo “Purchinela”, enfrentándose con mucha ironía, humor y la mayor sutileza posible de su garrota, a los poderosos, los fantasmas cotidianos que nos acechan e intimidan y también a los enigmas que atrapan al hombre sea cual sea su condición: el mal y la muerte.
Una suerte de números que se enlazan al ritmo de la música en directo del violoncello, el órgano de fuelle y el propio retablillo que hemos convertido en un auténtico instrumento de percusión. Un teatrito que quiere significar una semblanza de la propia vida, decorado con escenas del cuadro “El jardín de las delicias de Hyeronimus Bosch” y que representa la propia evolución humana.

Un espectáculo para ser representado ante todo público y para todas las edades. Con muy poco texto y cuya complejidad de entendimiento variará por la solicitada por cada espectador, pudiéndonos quedar en la risa franca con la que responde a los juegos más simples el niño pequeño debido a su ingenuidad hasta la sonrisa cómplice del que descifró un “algo más”. Nuestro Cristóbal contemporáneo, fresco como lo describe Buñuel, se enfrentará a diversas situaciones y juegos sacadas de la vida misma.

Duración:50′

VER VÍDEO